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Relecturas

2017

Espaivisor. Valencia

29/IX/2017 a 17/XI/2017

Aproximación a los trabajos de Inmaculada Salinas

 

 Valentín Roma

“¿Decirlo? ¡Lo diré! El no-ser es un tópico
Marina Tsevetáiva

En 1993 concedieron a Alexander Kluge un prestigioso premio literario, el llamado “Nobel alemán”. Allí había una audiencia ávida de conceptos brillantes e ideas estructurales, sin embargo, el autor recordó dos anécdotas sorprendentemente peregrinas, acaso dos parábolas con algún tipo de enseñanza existencial.

La primera tuvo como protagonista a un funámbulo, quien pretendía atravesar cierto precipicio caminando sobre una cuerda que se bamboleaba. De repente se desató un fuerte viento y al equilibrista se le cayó el palo largo que llevaba entre las manos, la multitud gritó despavorida. Si doblaba su cuerpo hacia la izquierda el funámbulo caería, si lo inclinaba hacia la derecha también. ¿Es el punto medio aquello que puede salvarle de la muerte? Kluge responde que no, en absoluto, aquello que le permite llegar al otro extremo y recibir el aplauso es su astucia.

He rememorado esta historia al mirar las fotografías y leer los escritos de Microrrelatos en rojo (2012), la obra de Inmaculada Salinas donde ésta erige una suerte de vinculo inestable, un alambre de equilibrista entre las imágenes de gentes sin nombre y las narraciones impresas, ordenadas según la impecable pero constrictiva declinación alfabética. Estos fragmentos literarios, que se extrajeron de libros autobiográficos y que fueron, de alguna manera, “feminizados”, son uno de los dos vértices de abismo y olvido, el otro son las instantáneas en sepia que traen el pasado feliz o a punto de perderse, la vida convertida en espectro, mientras la propia artista cruza ambos sabiendo del peligro, yendo desde una nada hacia otra nada, transformando la ideología en desafío de la gravedad.

 

Texto de Valentín Roma